sábado, 30 de junio de 2012

¡Queréis putos supermanes!


-¿Qué queréis las mujeres? eh, qué queréis? ¡Queréis putos supermanes! Queréis tíos fuertes pero que tengan tipín, que tengan pinta de atormentados pero que sean graciosos. Queréis que sean constantes pero que sepan sorprenderos, queréis que sean sinceros pero que conserven el misterio, que estén locos por vosotras pero que pasen de vuestro culo. Queréis que sean guapos pero que la belleza no importe, que tengan un buen rabo pero que el tamaño de igual... joder! ¡Queréis súperhéroes del equilibrismo! Queréis que tengan la capacidad de abriros el cielo en un momento pero sólo para vosotras. Queréis que no tengan secretos pero también que sean como desconocidos para que luego podáis sentir las putas hormiguitas en el estómago. ¡Lo queréis todo coño! Todo...
-Básicamente quiero que me haga sentir que no estoy desaprovechando mi vida porque es muy corta. Quiero que me abra las piernas, no el cielo: pero que lo haga cada noche. Quiero que sepa mentirme. Quiero que no me importen sus mentiras porque se deja su alma cuando está conmigo. Quiero que sea generoso porque puede, no por obligación. Quiero que tenga sangre en las venas. Quiero que me grite lo puta que soy cuando le abandono. Quiero un poco de épica. Quiero que le dé igual lo que yo haga cuando no esté con él porque sabe que no voy a encontrar a nadie mejor. Quiero que me tiemblen las rodillas cuando me toca la nuca. Quiero que la tenga bien grande y que el tamaño sí importe.



martes, 19 de junio de 2012

El Derecho divino.

¿Sabes por que aun no estas casada? Porque actúas como un hombre, y eso no nos gusta.
Ahhh ¿es por eso? Ah yo creía que era por otra cosa... Que era porque solo quiero al hombre perfecto y está por ahí aunque con la mujer inapropiada, y te diré algo:
Después de que legiones de hombres me hayan mirado las tetas en vez de a los ojos y me hayan pellizcado el culo en vez de darme la mano, SE que tengo el derecho divino de mirar el trasero de un tío y hacer un comentario vulgar, si me apetece.

miércoles, 13 de junio de 2012

Ya me di por muerta una ocasión. Y hace tiempo que dije que no


A la primera persona que me ayude a comprender, pienso entregarle mi tiempo. Yo no pido que las cosas me salgan siempre bien pero es que ya estoy harta de perderte sin querer... 
A la primera persona que me ayude a salir de este infierno en el que yo misma decidí vivir, le regalo cualquier tarde para los dos, lo que digo es que ahora mismo ya no tengo ni siquiera donde estar.
Pero es que a la primera persona que me ayude a sentir otra vez, pienso entregarle mi vida, pienso entregarle mis ganas, aunque si no eres la persona que soñaba para mi, ¿que voy a hacer? nada... 


¿Qué voy a hacer de los sueños?, ¿qué voy a hacer con aquellos besos?, ¿qué puedo hacer con todo aquello que soñamos?, dime, ¿dónde lo metemos? 
¿Dónde guardo la mirada que me diste alguna vez?, ¿dónde guardo las promesas?, ¿dónde guardo el ayer?, ¿dónde guardo, niño, tu manera de tocarme?.


Aunque lo diga la gente, yo no lo quiero escuchar, ¡No hay mas miedo que el que se siente cuando ya no sientes nada!, tu lo ves tan fácil, pero cuando más sencillo lo ves, más difícil se me hace.


A la primera persona que me ayude a caminar, pienso entregarle mi tiempo, pienso entregarle hasta el mar. Yo no digo que sea fácil, pero, ahora mismo ya no tengo ni siquiera donde estar.
A la primera persona que no me quiera juzgar, pienso entregarle caricias que yo tenía guardadas. Yo no pido que las cosas me salgan siempre bien, pero es que ya estoy harta de perderte.
Y a la primera persona que me lleve a la verdad, pienso entregarle mi tiempo, no quiero esperar más...


Quédate con ella, y deja de amargarme la vida a mi! 






domingo, 10 de junio de 2012

Arrastrándome a casa otra vez...

A veces buscamos lo que todavía no estamos preparados para encontrar. ¿Por qué será que algunos secretos te ahogan, mientras que otros te acercan a los demás de una manera que no querrías perder? Perder el sentido de los días, de las noches, del fluir del tiempo, la ausencia de citas, comer y beber tan solo cuando se siente la verdadera necesidad de hacerlo, vivir sin problemas, discusiones o celos. Pero no hay que asombrarse: el alma siempre sabe elegir la mejor banda sonora. Y las canciones no llegan nunca por casualidad. Como la verdad, por otra parte busco respuestas y, en cambio, sólo obtengo preguntas. 



viernes, 8 de junio de 2012

Into Dust.

En este momento hay seis mil cuatrocientos setenta millones, ochocientos dieciocho mil, seiscientos setenta y un habitantes en el mundo. Algunos huyen asustados. Otros vuelven a  casa. Algunos cuentan mentiras para poder sobrevivir. Otros se enfrentan a la verdad. Algunos son hombres malos en guerra contra el bien. Y algunos son buenos, y luchan contra el mal. 
Seis mil millones de personas en el mundo. Seis mil millones de almas. Y a veces solo necesitas a  una.

En días como hoy que no salgo a perseguir amores nocturnos, los dejo libres a momentos, y me permito respirar sin pensar. Días como hoy donde el aire huele a soledad acogedora y la estrecho tan fuerte que le dejo quedarse un rato más. 

Hay veces que se me acaban los sentimientos, las hojas, los lápices. Las lámparas se quedan sin pila, los recuerdos se van de vacaciones, mi casa se llena de extraños y las velas aborrecen el fuego...
Hay otras veces, sin embargo, en que busco excusas para no escribir. 
Pero de repente el sentimiento de culpa se desvaneció. Lo único que quedaba era esa sensación de vacío que absorbía sus noches, para luego desaparecer lentamente camuflada en otra voz que le decía lo poco que quedaba. Y se moría por dentro. Había ido matando sus ilusiones para luego revivirlas otra vez, junto a todas aquellas sensaciones que la hacían bailar mientras metía la ropa en sus cajones, sonreír tímidamente al espejo, y coger cien mil veces el último autobús dentro de su cabeza. Sigue habiendo vacío. No era la primera vez que se quedaba con ese gusto amargo entre los labios, con esas ganas de gritar con todas sus fuerzas, de gritar(te) tantas cosas. . Pero otra vez sólo se contenta con esa vocecita que ahora le cuenta lo mucho que le gusta escucharla antes de dormir, esa que se ha ido abriendo paso entre los escombros que quedaron después de tanto amor sin desenvolver y desperdiciado en el suelo. “Ya es hora”. . se repetía una y otra vez.